La Digitalización es el alma de la 4ª Revolución Industrial
La Digitalización es el alma de la 4ª Revolución Industrial y las nuevas formas de negocio
No hay duda de que la transformación digital ha marcado el rumbo del mundo en los últimos años. Tanto es así, que es considerada el motor de la Cuarta Revolución Industrial en la que actualmente estamos inmersos. Su imparable avance se debe, principalmente, a la evolución de la tecnología, que ha modificado las costumbres y hábitos de las personas. De este modo, el Internet de las Cosas o IoT ha penetrado profundamente en nuestras vidas, manteniéndonos en todo momento conectados a la red. Esta situación no ha pasado inadvertida para las empresas más audaces, que ya han tomado cartas en el asunto sabiendo, además, que las nuevas oportunidades no terminan ahí.
En este sentido, el consumo inmediato y el nivel de interacción entre usuarios y agentes de internet producen una cantidad ingente de datos, que conocemos como Big Data. A nivel teórico esta fuente de datos ya casi no es novedosa, pero en la práctica sigue proporcionando nuevas oportunidades, personalización de cara al cliente y facilitando la toma de decisiones en base a la práctica de los usuarios.
Ante un panorama en el que la digitalización es la piedra angular del sistema socioeconómico, han surgido nuevas empresas al calor de esta revolución, marcando la senda de la transformación para las ya existentes. No adoptar este cambio supone asumir la inevitable desaparición de un negocio obsoleto anclado a la antigua realidad analógica.
Los principales cambios asociados a esta transformación se corresponden con nuevos modelos de negocio adaptados para abastecer las nuevas necesidades del mercado. El caso más evidente es el del e-commerce. Del mismo existen multitud de subtipos según la naturaleza de sus transacciones (B2B cuando la transacción es entre empresas o B2C cuando es entre una empresa y el consumidor, entre otros) o según el objeto de transacción (productos o servicios como el e-learning). Los usuarios se aprovecharán de productos a precios menores y, sobre todo, una mayor comodidad en su adquisición. Las empresas podrán ofrecer mejores ofertas gracias a la reducción de costes y ajustarse mejor al usuario por la monitorización que permiten los medios electrónicos.
Otros modelos han aprovechado para fidelizar a los usuarios a través de servicios de calidad que supongan un coste realmente bajo para el consumidor, pero ofreciendo un catálogo que de otra manera no podría disfrutar. Hablamos de las plataformas de streaming como Spotify o Netflix que han acabado con la piratería que ahogaba a las industrias del entretenimiento a principios de este siglo. Es más, algunas de estas plataformas han aprovechado el modelo freemium cuyo uso del servicio es gratuito, pero ofrece menores prestaciones que la versión premium o de pago. La calidad del servicio en ambos casos es alta pero en el segundo caso las condiciones son tan atractivas que el usuario suele dar el paso al modelo de pago. Este tipo de “suscripciones” están tomando forma en servicios tan dispares como los alquileres de coches o incluso al sector textil en el que, por una cantidad fija, recibes todos los meses un nuevo producto en casa.
También se han abierto paso los cada vez más de moda crowdfundings. Si bien estos micromecenazgos ya existían con anterioridad a la era digital, en la actualidad han resurgido como forma de financiación para proyectos online. Generalmente los participantes recibirán el producto o servicio del que se trate el proyecto, participaciones en el mismo o lo realizarán de manera altruista. Este modelo, teniendo en cuenta lo ya expresado sobre el avance de las nuevas tecnologías, manifiesta el acceso casi universal a las mismas y la democratización del mundo empresarial. Bajo este pretexto surgieron las economías colaborativas como BlaBlaCar que generan un aprovechamiento eficiente de bienes y recursos.
Por último hay que tener en cuenta que el mundo es cada vez más mobile y reclama conexiones más inmediatas con interfaces sencillas. El éxito de cada modelo pasa por no ignorar que el uso de los smartphones es cada vez más intenso y los avances tecnológicos los convierten en centros neurálgicos de nuestra actividad diaria. Si actualmente hay que adaptar nuestra imagen al entorno web teniendo en cuenta la interfaz móvil, en pocos años será imprescindible si queremos ser parte de la digitalización. Algunos modelos de negocio surgieron directamente del mundo app y este es el ecosistema que se postula como la gran apuesta del futuro. Al fin y al cabo los avances tecnológicos marcan nuestra evolución y un negocio no puede prosperar si no sabe responder a las demandas de los consumidores.