Los retos para las pymes a lo largo de 2018
Las pymes forman una parte fundamental del tejido industrial de nuestro país, ofreciendo trabajo, bienes y servicios a millones de personas en España. Los pequeños y medianos empresarios están acostumbrados a superar retos para continuar siendo competitivos y perdurar en sus respectivos negocios y este 2018 promete estar plagado de desafíos con los que ponerse una vez más a prueba.
Los cambios legislativos en España y en materia comunitaria también serán un importante escollo que deberán superar las pequeñas y medianas empresas de nuestro país. Quizás el que más fuerza ha cobrado y del que más se habla en los medios es la llegada del Reglamento General de Protección de Datos de la Unión Europea (GDPR), pero la Ley de Contratos del Sector Público también está resultando determinante para todas las pymes afectadas.
Por supuesto, la digitalización y el uso de los últimos avances en tecnología deben ser una constante para todo emprendedor en este 2018 en el que nos encontramos. Todo aquel que todavía no se haya sumado al proceso de digitalización se encontrará en una profunda desventaja contra sus competidores, que harán uso de técnicas novedosas como la automatización para ahorrar en tiempo y costes.
Desde fuera puede parecer que palabras como Big Data están lejos del día a día de muchas pymes pero, sin embargo, son técnicas al alcance de muchos que pueden ayudar sensiblemente con la carga de trabajo diario.
Puede parecer casi una obviedad, pero adaptarse a la realidad cambiante del mercado es un factor primordial para cualquier pyme en España en 2018. Las necesidades de financiación pueden resultar cambiantes y soluciones no tradicionales como aquellas ofrecidas por empresas del entorno fintech son una gran alternativa para muchos emprendedores.
La seguridad, en especial la informática, debe ser toda una prioridad para los líderes de las pymes españolas. Solo una buena defensa contra las crecientes amenazas e intrusiones puede garantizar la salvaguardia del negocio actual, puesto que un ataque grave puede tener repercusiones catastróficas que podrían dañar irremediablemente nuestra actividad e incluso nuestra credibilidad como empresarios.