La importancia del ancho de banda y la conectividad a la nube

El término ancho de banda nos llegó con la masificación del uso de Internet. Nos referimos así a la cantidad de datos que pueden enviarse y recibirse en la comunicación digital. En las conexiones a la red, vinculamos al ancho de banda a la velocidad de dicha conexión. De ahí que para las empresas sea tan importante contar con el ancho de banda adecuado para sus necesidades.

Con la conectividad en la nube, cuando una compañía inicia la transformación digital y la migración de todos sus servicios a cloud, es el momento de preguntarse por la velocidad de la conexión. ¿Seguirá siendo la misma? ¿Trabajaremos a la misma velocidad, a una peor o mejor?

El ancho de banda en la transformación digital

Las redes de almacenamiento con un gran ancho de banda son un importante activo en las infraestructuras de la empresa virtual. La cantidad de ancho de banda que se necesita para el almacenamiento depende de su tamaño y del número de datos que se envían de un lado a otro. Así, este ancho de banda no es el único factor a tener en cuenta.

La migración a la nube por parte de las grandes, medianas y pequeñas empresas se ha acelerado en el último año. En su transformación digital, responden a las necesidades de una sociedad que busca acceder a servicios sin barreras, como en el caso de la economía colaborativa. Y aquí, buscando la flexibilidad en el acceso, es donde la conectividad a la nube se hace imprescindible.

Pero iniciar el proceso de migración sin mucha idea o sin los medios adecuados, puede llevar a cualquier compañía a fracasar en su transformación digital. Una mala conectividad hará que la experiencia en la nube, tanto de los empleados como de aquellos a los que queremos llegar, sea horrible. Hay que ser capaz de dar con una buena conexión. Elegir un buen proveedor de hosting y el ancho de banda adecuado nos salvará del fracaso.

¿Cómo conseguir la conectividad adecuada?

Para obtener la conectividad adecuada y el buen funcionamiento del entorno en la nube, lo primero es contar con redes privadas o VPN independientes de una conexión pública a Internet. Con este tipo de red no solo se garantiza la velocidad, sino que también se tiene en cuenta la seguridad de la conexión.

Es evidente que para dar ese paso hacia la nube debemos tener en cuenta nuestras posibilidades, nuestras infraestructuras y ampliar y mejorar los servicios de comunicaciones de la compañía. Por tanto, se debe invertir en conectividad para que la migración a la nube no suponga dar un paso atrás. Debemos garantizar el ancho de banda correcto, un CPD bien interconectado, con la mínima latencia y un buen nivel de conectividad tanto para los trabajadores como para los clientes.

En definitiva, una red inteligente se convierte en un activo valioso para la compañía. Una buena conectividad en la nube nos permitirá satisfacer las necesidades mixtas de los usuarios, lo que también aumentará el consumo.

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